La vuelta a clases requiere algo más que preparar materiales o planificar contenidos.
La limpieza de colegios y centros educativos es una tarea esencial que garantiza un entorno saludable, seguro y propicio para el aprendizaje.
Antes del inicio del curso escolar, implementar un protocolo de higiene eficaz es clave para evitar infecciones, alergias y deterioro de infraestructuras.
Planificación y cronograma previo a la limpieza
Toda limpieza efectiva comienza con una buena organización. El protocolo debe contemplar una planificación con al menos una semana de antelación al inicio de clases.
Este periodo permite programar la disponibilidad del personal, materiales y acceso total a las instalaciones.
El cronograma debe incluir:
- Fechas exactas para la limpieza general.
- Sectores prioritarios: aulas, aseos, comedores, gimnasios y zonas comunes.
- Responsables de supervisión.
- Control de materiales: mopas, aspiradoras industriales, productos desinfectantes, EPP (guantes, mascarillas, gafas).

Realizar un recorrido previo por las instalaciones ayuda a detectar zonas críticas, muebles que deben desplazarse y condiciones de ventilación.
Fases de la limpieza de colegios: paso a paso
Una limpieza efectiva en centros educativos debe realizarse por fases, priorizando seguridad, orden y eficiencia:
Retirada de residuos y reorganización del mobiliario
Antes de iniciar la limpieza, se debe:
- Vaciar papeleras y eliminar material obsoleto.
- Retirar elementos decorativos, textiles o materiales escolares caducados.
- Mover escritorios, estanterías, sillas y otros muebles para acceder a zonas ocultas.
Limpieza en seco: polvo y escombros
Usar aspiradoras con filtros HEPA o barrido controlado para evitar levantar polvo. Abarcar:
- Techos, paredes, ventanas y persianas.
- Rejillas de ventilación, ventiladores y luminarias.
- Superficies altas: armarios, estanterías.
Lavado húmedo y desinfección
Aplicar detergente neutro sobre superficies lavables y dejar actuar. Posteriormente, desinfectar con productos certificados:
- Pomos, interruptores, escritorios, sillas.
- Aseos: grifos, lavabos, WC, paredes y suelos.
- Suelos: fregado con máquinas o mopas industriales.
Ventilación y secado
Finalizada la limpieza, abrir ventanas para renovar el aire. Si es posible, emplear sistemas de ventilación mecánica o extractores para mejorar la calidad ambiental.

Productos y equipamiento recomendados
El uso adecuado de productos de limpieza marca la diferencia en la eficacia y seguridad del protocolo. Se deben elegir:
- Detergentes neutros: aptos para entornos escolares y sin agentes agresivos.
- Desinfectantes autorizados: con principio activo como amonios cuaternarios o hipoclorito sódico (en proporciones seguras).
- Toallitas o paños de microfibra: para evitar residuos.
- Aspiradoras con filtro HEPA: retienen partículas alérgenas.
- Máquinas fregadoras y barredoras industriales: para grandes superficies.
El personal debe estar equipado con guantes, mascarillas y ropa de trabajo cómoda y lavable.
Medidas de seguridad y formación del personal
Garantizar la seguridad de los operarios y del entorno escolar es prioritario. Para ello, se deben implementar:
- Formación específica en manipulación de productos químicos, uso de maquinaria y lectura de fichas técnicas.
- Protocolos de actuación ante derrames o incidentes con productos.
- Uso obligatorio de EPP, incluyendo gafas, mascarilla y calzado antideslizante.
- Señalización de zonas en limpieza para evitar accidentes.
Estas medidas no solo previenen riesgos laborales, sino que generan confianza en familias y comunidad educativa.

Seguimiento, evaluación y buenas prácticas
Una vez finalizada la limpieza, se recomienda:
- Realizar una inspección visual de todas las áreas.
- Completar listas de verificación o checklists para asegurarse de que no quedan zonas sin tratar.
- Registrar incidencias detectadas durante el proceso.
- Informar a dirección y coordinadores sobre las tareas realizadas, productos empleados y recomendaciones futuras.
Es buena práctica repetir este protocolo varias veces al año, especialmente tras vacaciones escolares o eventos multitudinarios.
Además, involucrar al personal docente y alumnado en mantener el orden y la limpieza diaria contribuye a conservar el trabajo realizado.
La limpieza profunda antes del inicio de curso escolar es un pilar esencial para ofrecer un espacio seguro, saludable y agradable a estudiantes, docentes y familias.
Planificar con tiempo, emplear productos adecuados, formar al personal y realizar un seguimiento minucioso son los pilares de un protocolo efectivo.
Apostar por la higiene en centros educativos no es solo una obligación legal, sino un acto de responsabilidad colectiva y compromiso con el bienestar infantil.